En los barrios marginales de Curitiba, Brasil, convierte los desechos en dinero

por Gabriel Neuman | Última Actualización: octubre 22, 2011
 

En los barrios marginales de Curitiba, Brasil, habían muchas fosas de basura al aire libre donde se propagaban las ratas portadores de enfermedades. Para resolver el problema, el Concejo Municipal de Curitiba lanzó un programa llamado “No tire la basura: ¡nosotros se la compramos!”.
El Concejo Municipal calculó cuánto podría costar limpiar los basureros al aire libre. Luego, en vez de contratar una compañía externa para que hiciera el trabajo, calcularon lo que costaría cada bolsa de basura, y ofrecieron este monto a los residentes para clasificar la basura y recoger las materiales reciclables.
Además de ganar dinero por las materiales reciclables que recogían, cada persona se hacía acreedora a un boleto gratuito de transporte público por cada bolsa que entregaba al carro municipal. Como estos barrios están ubicados lejos del centro de la ciudad, estos boletos eran muy valorados. Por cada bolsa que se recogía la ciudad también aportaba dinero para crear jardines comunitarios y para otros proyectos.
Las áreas en las que antes había montañas de basura acumulada se transformaron en jardines urbanos y parques arborizados. La salud de la comunidad mejoró.
A los inmigrantes nuevos, a la gente con discapacidad y a otras personas que necesitaban trabajo se les ofrecieron empleos como clasificadores de desechos en un centro de recuperación de recursos. Los residuos de alimentos y de jardines se destinaron a las pilas de composta, y el abono que éstas producían se ponía luego en los jardines públicos y en las granjas y jardines locales. Los plásticos y los metales se vendieron a la industria local. La espuma plástica se desmenuzaba para hacer edredones.
Después de transcurridos algunos años, la ciudad mejoró aún más el programa; comenzaron a comprar alimentos directamente de los agricultores que cultivaban cerca de la ciudad a precios justos, y ofrecían a la gente una bolsa de alimentos por una bolsa de materiales reciclables. Esto ayudó a los agricultores a vender sus productos, mejoró la nutrición de las familias de las barrios marginales y limpió la ciudad.